Projecció de la pel·lícula de cinema mut Faust (1926) de F.W. Murnau. Música, Juan de la Rubia

El divendres 14 de setembre a les 20.30 hores i a l’Església Parroquial del S. Salvador del Vendrell, tindrà lloc la projecció de la pel·lícula de cinema mut Faust (1926) de F.W.Murnau, acompanyada amb la música improvisada de Juan de la Rubia.
Captura

La llegenda de Faust explica com un mag anomenat Faust pacta amb el diable per cedir-li la seva ànima a canvi de coneixement. La persona que prefereix la saviesa a la fe o la salvació estava condemnada per l’Església i apareix com a figura negativa en diferents històries, des del pecat original d’Adam i Eva o el de Prometeu fins al doctor Frankenstein. Són personatges que transcendeixen els límits fixats a l’ésser humà per curiositat o orgull excessiu, i acaben pagant-ne les conseqüències. (Wikipedia).

Juan de la Rubia06©IGOR STUDIO b-min

Un mito universal

Juan de la Rubia empezó a gestar la idea de acompañar al órgano el Fausto de F. W. Murnau hace aproximadamente 7 años. En el año 2011 lo hizo por primera vez y desde entonces su improvisación sobre esta película ha ido creciendo y evolucionando al mismo tiempo que se abría un hueco en su repertorio habitual. Desde entonces, ha improvisado sobre películas de cine mudo en órganos muy diferentes, desde los órganos de Cadaqués (Girona), Balmaseda (Bizkaia), Zumaia (Gipuzkoa), Vall de Uxó (Castellón) y Pola de Siero (Asturias), hasta los imponentes instrumentos de la Maison de Radio France (París), la Catedral de Pamplona, la Basílica de Santa María de Mahón o el Palau de la Música Catalana de Barcelona, entre otros. El resultado siempre es diferente, y depende a partes iguales del instrumento escogido, del espacio en el que se ubica y, claro está, de la inspiración del momento.

Aunque la improvisación ha sido siempre una parte intrínseca de la actividad de los organistas, el cine mudo, ya en el siglo XX, abrió una puerta a una nueva modalidad de improvisación al órgano que se añadía a la improvisación en la liturgia o en el marco de un concierto. Más allá del ejercicio musical, hay un ejercicio intelectual tras este tipo de improvisación, que hace recomendable –casi lo exige-­‐ incluir referencias culturales de lo más diverso. Así, entre los aspectos a valorar y disfrutar se encuentra la habilidad del músico para incluir referencias a melodías de otros compositores, de usar letmotivs (melodías que suenan cada vez que aparece en escena un determinado personaje, objeto o concepto) e incluso la capacidad de usar el humor y la ironía para interactuar con las imágenes.

El mito de Fausto, el hombre que vende su alma al diablo a cambio de la sabiduría infinita y los placeres mundanos, está muy presente en la literatura, la pintura y también el cine. Su historia, procedente de una leyenda germánica, abre la puerta a un abanico impresionante de emociones que muchos artistas han querido plasmar: la fe, el miedo, lo sagrado, lo diabólico, la juventud, la vejez, y un largo etcétera. Guethe, Mann, Marlowe, Wagner, Berlioz, Gounod, Boito, Schumann, Liszt y Mahler son solo algunos de los creadores que se han visto seducidos por los encantos de un personaje y una narración que han acabado siendo universales.

La prensa ha dicho:

Dos obras maestras. Diario de Navarra, noviembre de 2011.

(…) Francamente uno de los más acertados maridajes de dos mundos -­‐ cine y órgano-­‐ que, en principio, parece que están alejados y que, sin embargo, juntos y con sabiduría, producen otro mundo fascinante.

No se pueden matizar -­‐magnificar-­‐ mejor unas imágenes tan poderosas, una fotografía tan luminosa, unos efectos especiales tan logrados para la época. Las texturas logradas con la registración los temas elegidos para acompañar escenas concretas, las atmósferas logradas por el sonido, la interpretación, en suma, de Juan de la Rubia dan una dimensión nueva a la película, logrando un espectáculo total muy original y entretenido. A la obra maestra del cine, se ha correspondido con la misma maestría en materia musical.

De la Rubia hace gala, por supuesto de un culturalismo musical que viene que ni pintado con los ambientes creados por Murnau. En la escena de la peste suena el Dies Irae de la antífona gregoriana. En la procesión, el himno eucarístico Cantemos al Amor de los Amores. En diversas ocasiones suenan de fondo los temas de la ópera de Gounod. También la Salve, el himno Cristo ha resucitado, al final de la película.

Juan de la Rubia, el alma de Fausto. Revista Musical Catalana, noviembre de 2016.

(…) Los diferentes registros del órgano dieron vida sonora a un film altamente expresivo pero mudo, y Juan de la Rubia supo exhibir en todo momento una perfecta sincronía con el carácter de cada escena, demostrando su conocimiento de la obra. Las chispas eléctricas del laboratorio químico de Fausto se convierten en arpegios. Escalas y otros elementos cinéticos animaban las escenas con más movimiento y los acordes disonantes caracterizaban a Mefistófeles. Otros recursos razonablemente utilizados por De la Rubia fueron las abundantes citaciones musicales de canciones populares e infantiles, así como alguna evocación del Tristán e Isolda de Richard Wagner en la escena de la poción amorosa. (…)

 

PalauFaust

Imatge de la projecció “Faust” en el Palau de la Música Catalana

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